De acuerdo con los datos presentados en EAN 2022, la COVID-19 concurrente se asoció con el aumento de las complicaciones y los malos resultados clínicos en los pacientes tratados por ictus isquémico.
La inflamación, la disfunción endotelial y la coagulopatía relacionadas con la COVID-19 pueden aumentar el riesgo de hemorragia en pacientes con ictus. También puede reducir la eficacia de los tratamientos, incluida la trombólisis intravenosa (TIV) y el tratamiento endovascular (TEV). El impacto de la COVID-19 sobre el riesgo de hemorragia y los desenlaces clínicos después del tratamiento pueden verse influidos por la gravedad de la COVID-19.
En este amplio estudio multicéntrico, los investigadores evaluaron de forma retrospectiva a pacientes consecutivos que recibieron TIV y/o TEV para el ictus isquémico entre marzo de 2020 y junio de 2021. El impacto del estado de COVID-19 sobre las complicaciones hemorrágicas y los resultados clínicos se evaluó mediante análisis de regresión logística multivariante.