El efecto placebo se conoce desde los inicios de la medicina moderna y es connatural a la naturaleza humana.
Los estudios sobre la representación cerebral del placer/recompensa se iniciaron en animales de experimentación a mediados del siglo XX. Actualmente conocemos, gracias a las técnicas de neuroimagen, las redes relacionadas con el placer y la recompensa, por un lado, y las relacionadas con los comportamientos nocivos y el castigo, por otro. Estas redes se corresponden, respectivamente, con la aparición de placebo y nocebo.