Los resultados de un análisis de datos agrupados de pacientes individuales de 7 estudios prospectivos muestran que los pacientes con fibrilación auricular (FA) que tuvieron un accidente cerebrovascular isquémico, a pesar de tener un tratamiento anticoagulante previo, tienen un mayor riesgo de sufrir otro ictus en comparación con aquellos que no fueron previamente tratados con anticoagulantes.